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Divendres, 25 de juny


Les deu gran preguntes

A les formigues se'ns paralitzaven les antenes quan, de joves, ens preguntàvem què cony fèiem en aquest racó de món. Volíem saber d'on veníem, cap on anàvem, què hi havia fora del cau, si seríem immortals o sobreviuríem com a espècie. I, neguitoses, miràvem al voltant i, en no trobar cap resposta, ploràvem. I les llàgrimes salades van ser la resposta. Estàvem vives i amb això ja en teníem prou per construir el nostre formiguer.

Ha passat el temps, hem crescut i aquelles preguntes continuen sense resposta. Però alguna cosa ha canviat quan ens les fem. Ara belluguem les antenes. De curiositat. I de complicitat també. Com la que sentim en llegir les respostes que dóna Javier Sampedro a Les 10 grans preguntes que continuen bellugant el nostre formiguer.




Las 10 grandes preguntas


Javier Sampedro


¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada?

big bang 01. Produce vértigo. La pregunta, además, tiene relación con otras igualmente perversas. ¿Qué había antes de que existiera el universo? ¿Qué hay fuera del universo? Los cosmólogos suelen eludirlas con argumentos que sospechosamente parecen tomados de san Agustín. Por ejemplo, dicen que el tiempo empezó en el Big Bang, luego la expresión "antes del universo" no tiene sentido. O que el espacio es una propiedad del universo, y por tanto la frase "fuera del universo" carece de significado. En la misma línea, la pregunta "¿por qué hay algo en lugar de no haber nada?" tampoco debe hacerse, puesto que si no hubiera nada no habría nadie preguntando.

En realidad, y redondeando un poco, hay trillones de formas de que no estemos aquí, y sólo una de que estemos. O, por ejemplo, por expresarlo con un aforismo de Jorge Wagensberg, "hay muchas más maneras de no ser que de ser". Tomemos, por ejemplo, dos de las fuerzas fundamentales de la naturaleza, la gravedad y el electromagnetismo. En nuestro universo, sus magnitudes son las que son. Los físicos pueden medirlas, pero no reducirlas a ningún principio general, y por lo tanto es posible concebir una infinidad de universos distintos en los que esas magnitudes serían diferentes. El problema es que en esos universos no habría nadie que pudiera hacer una pregunta. Si la relación entre la gravedad y el electromagnetismo fuera un poco mayor o un poco menor de lo que es en nuestro universo, no se generarían los elementos y las condiciones necesarias para la evolución de la vida. No sólo es que haya algo en lugar de no haber nada. Es que además parecemos vivir en el único universo en el que es posible hacer preguntas.


¿De dónde venimos?

ADN 02 La mera existencia de los seres vivos fue hasta el siglo XIX un poderoso argumento en manos de los teólogos. Si al pasear por el campo hallamos un reloj, deduciremos que existe un relojero. Si lo que encontramos es un lagarto o un saltamontes, deberemos deducir que existe Dios. Ésta venía a ser la tesis que el reverendo británico Willian Paley defendió hace dos siglos en su obra Teología natural, un libro que Darwin se aprendió casi de memoria en su perpleja juventud.

La gran revolución de Darwin puede leerse como una minuciosa refutación del argumento del reverendo Paley. Los relojes implican un relojero, pero los seres vivos no implican un dios, porque pueden evolucionar desde orígenes muy simples hasta alcanzar la asombrosa complejidad y especialización que observamos hoy a nuestro alrededor. La razón es que los seres vivos sacan copias de si mismos, pero esas copias no son exactas, y las más aptas para sobrevivir en su entorno local van imponiéndose con el paso del tiempo. La idea de la evolución permitió a la ciencia completar una explicación enteramente naturalista de nuestros orígenes: un viaje desde la química vulgar de la Tierra primitiva hasta la prodigiosa complejidad de la mente humana, sin necesidad de conductor.

La biología actual ha demostrado de forma aplastante que todos los seres vivos del planeta tienen un origen común, dando así la razón a Darwin. Pero eso plantea un problema para entender el origen de la vida. ¿Dónde están los otros? La materia inerta no pudo formar el primer ser vivo sin generar antes cientos de miles de subcomponentes más simples, para después combinarlos en trillones de formas posibles. ¿Dónde están esas otras combinaciones de subcomponentes? Si la vida surgió en la Tierra, lo que cabría esperar es que hubiesen adoptado muchas de las soluciones posibles, y no esta machacona unicidad que los biólogos comprueban una y otra vez en sus laboratorios. ¿Dónde están los otros? Este tipo de consideraciones llevaron en 1980 a Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN, a proponer las hipótesis de que las primeras bacterias habían sido sembradas en la Tierra por una civilización extraterrestre. La reacción de la comunidad científica fue unánime: "Eso no resuelve el problema; sólo se lo lleva a otro planeta". ¿Y qué?, se preguntará usted.


¿Llegaremos a entenderlo todo? (I)

instruments 03 Newton marcó la pauta hace más de tres siglos al descubrir que la fuerza que mueve a los planetas alrededor del Sol es la misma que hace girar a la Luna sobre la Tierra y la misma que hace caer las manzanas. Es el primer ejemplo de "unificación", la obsesión de la física, y la gran esperanza de encontrar la "teoría del todo" que contenga la clave del cosmos. Puede que "unificar" no sea lo mismo que entender, pero se le parece mucho. Tras la manzana y la luna, Maxwell unificó la electricidad, el magnetismo y la óptica bajo el paraguas del electromagnetismo; Einstein halló la profunda unidad que identifica el espacio com el tiempo, o la masa con la energía; el séptimo duque de Broglie reveló que las ondas y las partículas son a la vez ondas y partículas; así, las llamadas fuerzas fundamentales de la naturaleza, antaño autónomas e irreconciliables, han ido cayendo en el mismo saco voraz.


¿Es posible entenderlo todo (II)?

1,2,3... 04 No tenemos ninguna garantía que la mente humana sea un instrumento adecuado para comprender el mundo. Nuestro cerebro es el producto de la evolución biológica, y éste es un proceso con una pésima fama entre los científicos que lo conocen de cerca. "La evolución es chapucera y opostunista", advirtió hace tiempo François Jacob, a uno de los fundadores de la biología molecular. Otro de ellos, Sydney Brenner, añadió: "Si las matemáticas son el arte de lo perfecto, y la física es el arte de lo óptimo, la biología no es más que el arte de lo satisfactorio: cualquier cosa sirve, siempre que funcione". El propio Darwin fue más explícito: "Siempre me asalta la duda horrible de si las convicciones de la mente humana, que se han desarrollado a partir de los animales inferiores, tienen algun valor. ¿Alguien se fiaría de las convicciones de la mente de un mono, si es que hay alguna convicción en una mente tal?.

El filósofo de la evolución Michael Ruse se mostraba optimista: "Por qué creemos en la necesidad objetiva de las conexiones causales, si Hume ja demostró que no la hay? Pues simplemente porque los seres prehumanos que relacionaron el fuego con las quemaduras sobrevivieron y se reprodujeron, mientras que los que pensaron que todo era una cuestión de filosofía murieron abrasados".

El gran filósofo Richard Feyman dijo una vez: "Si alguien cree entender la mecánica cuántica, es que no la entiende". La mente humana,en efecto, no está hecha para bregar con un cosmos en el que una partícula puede estar en dos lugares a la vez. Y, sin embargo, el cerebro humano ha descubierto la mecánica cuántica. Einstein se asombró de que el universo fuera comprensible. Pese a nuestros simiescos orígenes, quizá debamos estar preparados para comprenderlo todo algun día.


¿Se podrá leer la mente?

llegir 05 La mente es algo así com un millón de procesadores especializados trabajando en paralelo. Nadie sabe cómo funciona ni uno solo de ellos, pero para leer la mente no hace falta saber tanto. Puede bastar con saber dónde está cada uno de esos procesadores en el cráneo, y esta cartografía está progresando a un ritmo asombroso gracias a las modernas técnicas para fotografiar el cerebro humano en acción, como la resonancia magnética. Miles de voluntarios se someten a las tareas que les ordenan los neurocientíficos mientras un escáner indaga qué zonas del cerebro se activan en cada tarea. Una zona procesa los objetos en rotación, otra resuelve silogismos, otras analizan secuencias de símbolos, sopesan estrategias, nos urgen a buscar novedades o nos indundan de placer -dopamina y endomorfinas - cuando nuestro comportamiento se pliega a los dictados darwinistas: crece y reprodúcete.

Para leer la mente no hay más que volver del revés los experimentos anteriores. Ponga un casco de resonáncia magnética al señor Bloom y vea qué bombillas se encienden en su cabeza mientras pasea por Dublín con un riñón de vaca en su bolsillo. Sin moverse de su ordenador, usted puede ver un mapa del cerebro que se ilumina con redes complejas de luces cambiantes y usted sabrá lo que está pensando el señor Bloom. Si la técnica progresa lo suficiente, el resultado será muy parecido a lo que ya descubrió James Joyce con su innovación literaria del monólogo interior.


¿Llegaran a ser conscientes los ordenadores?

pc 06 Incluso el más correoso de los solipsistas, esos filósofos extraños que no consideran probado que exista el mundo, acepta que existe al menos una forma de consciencia: la suya. Si hay algo que sabemos por encima de toda duda razonable es que somos conscientes. La consciencia es muy difícil de definir formalmente, pero un pequeño grupo de investigadores se ha decidido por fin a abordar científicamente el problema. Esperan encontrar "Los correlatos neuronales de la consciencia", aquellos circuitos cerebrales que están activos cuando somos conscientes de algo. Nuestro cerebro está procesando todo tipo de información permanentemente, pero nosotros somos inconscientes del 99% de esa actividad neuronal. Entonces ¿quienes somos nosotros? Tal vez seamos ese otro 1%, pero entonces no estamos en ningún lado, porque ese 1% es una red de neuronas ahora y otra distinta medio segundo después. ¿Llegarán los ordenadores a ser conscientes, como el HAL de 2001 Odisea espacial? Si nuestro cerebro, que no es más que un objecto físico, posee esa propiedad, nada impide lógicamente que un ordenador pueda llegar a poseerla también. Es posible que haya problemas técnicos insalvables. Nuestro cerebro tiene 100.000 millones de neuronas, y cada una es capaz de formar hasta 10.000 conexiones precisas con las demás o destruir o reforzar cada una de ellas según circunstancias o experiencias. Quizá no sea posible hacer nada semejante con circuitos de silicio. Quizá sea preciso substituir el silicio por el carbono y sus asombrosas construcciones de azúcares, grasas, proteínas y dobles hélices del ADN. Quizá los ordenadores conscientes ya existan, y seamos nosotros.


¿Estamos en manos de la evolución?

 evolució 07 Durante los últimos seis millones de años hemos sido chimpancés, austrolopitecos, "Homo erectus" y "Homo sapiens". Nuestro cerebro ha triplicado su tamaño y ha inventado los circuitos neuronales que posibilitan el pensamiento abstracto, el sentido ético, la creatividad artística y el lenguaje humano. ¿Hacia dónde nos lleva la evolución biológica? ¿Cúal será el siguiente paso? La opinión más extendida es que no vamos a ninguna parte, que no habrá siguiente paso, que la evolución cultural ha tomado relevo a la darwiniana y que nuestro destino como especie ya no depende de nuestra biología, sino de nuestra tecnología. Y es posible que así sea.

La receta de Darwin - hacerlo poco a poco a lo largo de miles de generaciones- solo funciona si cada pequeño paso supone una "ventaja selectiva" para su portador, es decir, si mejora sus perspectivas de reproducirse. Como señaló Richard Dawkins, "la principal ventaja selectiva en nuestras sociedades es la incompetencia en el manejo del condón". Pobre perspectiva para el futuro de la humanidad".


¿O está la evolución en nuestras manos?

volant 08 Es posible que no haga falta esperar a que la evolución opere de manera natural. Tal vez podremos manipular a voluntad los genes de nuestros hijos. La idea es tabú en la actualidad, pero eso irá cambiando poco a poco. Los principales asesinos en nuestras sociedades son el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las degenerativas, y todas tienen componentes genéticos muy relevantes. ¿Quien querrá que sus hijos lleven los genes de la enfermedad cuendo la técnica permita cambiarselos por los de la salud? Las alteraciones genéticas destinadas a evitar enfermedades se aceptarán mucho antes que las diseñadas para mejorar las capacidades de la mente, pero la frontera es difusa. James Watson, codescubridor de la doble hélice del ADN, ha señalado que cada vez se conocen más genes relacionados con trastornos psiquiátricos y predice que los padres querrán evitarselos a sus hijos. Pero ¡quién trazará la frontera entre el trastorno psiquiátrico y la mera variabilidad psicológica propia de la especie humana? Y otra cuestión: hay rasgos psicológicos, como la sociabilidad, el carácter apaciguador o la inteligencia general, que tienen un fuerte componente genético. Si ese componente varia de manera natural entre 1 i 5 (digamos), ¿aprenderemos a manipular los genes para crear un niño 10? ¿Querremos hacerlo?


¿Seremos inmortales?

immortal 09 El envejecimiento no es una mera consecuencia inevitable del paso del tiempo. Nuestros componentes se van estropeando, desde luego, pero las células saben cómo repararlo. Otra cosa es que quieran hacerlo. Las reparaciones son costosas, como sabe todo cliente de fontanero, y las especies biológicas tienen que repartir cuidadosamente su presupuesto entre el mantenimiento y la reproducción. Los gusanos se lo gastan todo en reproducirse: ponen 300 huevos a toda prisa y se mueren de viejos a la semana de vida. Las tortugas se lo gastan todo en mantenimiento. Dejan poca prole y duran 200 años. Los genetistas han logrado ya duplicar la vida de los gusanos, las moscas y otras especies, y el truco es casi siempre manipular unos cuantos genes relacionados de un modo u otro con la alimentación. La comida es el combustible que necesitamos para vivir, pero quemar combustible va desgastando los motores. Los genes de la longevidad imitan el efecto de comer poco. De hecho, la vida de estos animales también se puede duplicar con una dieta hipocalórica. Si estos datos son aplicables al ser humano - como es probable-, el secreto de vivir muchos años debe ser comer bien, pero poco.

Pero todavía más. Algunas de nuestras células son inmortales. El mejor ejemplo son las células madre que habitan en el embrión. Los investigadores pueden aislarlas y mantenerlas en cultivo indefinidamente. Se replican una y otra vez sin deteriorarse. Nuestros órganos adultos también contienen células madre que van renovando las células muertas de la piel o de la sangre. Los científicos estan aprendiendo a utilizar ambos tipus de células madre para que puedan reparar o rejuvenecer otros órganos como el corazón y el cerebro. Tardarán aún muchos años, pero ¿qué pasará si lo consiguen? ¿Quién se podrá permitir la pedantería de ser inmortal?


¿Nos suicidaremos como especie?

 10 Imaginemos que ya hemos respondido las nueve preguntas anteriores. Ya sabemos por qué existe el universo, cómo surgió la vida en la Tierra y qué clase de susto nos depara la evolución. Ya tenemos una ecuación que abarca toda la física, sabemos cómo funciona el cerebro, hemos diseñado ordenadores conscientes y vivimos más años de los que podemos soportar sin perder la compostura. ¿Y ahora qué? ¿De qué servirá tanto conocimiento si seguimos siendo incapaces de organizar un mundo justo, pacífico y creativo? La ciencia tiene aquí un papel menor. Debe conformarse con identificar en detalle las miserias de la naturaleza humana. Corregirlas es labor de los educadores y políticos.

Javier Sampedro /EPS/ El Pais/20-6-04


 
Dissabte, 6 de desembre

grosA les formigues se'ns disparen les antenes cada vegada que ens topem amb paraules que es barallen per conquerir el mateix territori. Ens fan entrabancar i perdre el pas. Davant el dubte, i per continuar endavant, decidim enfilar el camí del diccionari per veure qui té la raó. Altres vegades no tenim tanta sort i ens surten paraules amb problemes d'herència. Llavors no queda altre remei que anar a cal notari.

Gran o gros? Carles Solà ens ho diu aquí.


 
Dilluns, 28 de juliol

Entrevista a EDUARDO R. ZANCOLLI, Imma Sanchís (La Vanguardia, 26-07-03)

“Las casualidades encierran un mensaje”


–¿Qué gobierna nuestras vidas, la casualidad o la causalidad?
–La causalidad de la casualidad, la sincronicidad.

–¿Y eso qué es?
–Coincidencias con significado para las persona que las vive porque encajan perfectamente con su historia personal dando respuestas a dudas existenciales.

–¿Descarta el azar?
–Las coincidencias pueden tener que ver con la oportuna llegada de cierta información especial que no sabíamos cómo conseguir, o podemos pensar de repente en alguien que hace mucho que no vemos y, al día siguiente, toparnos con él. Resulta demasiado improbable matemáticamente hablando, que haya sido consecuencia del azar.

–Póngame un ejemplo ilustre.
–Ya de joven, Abraham Lincoln sentía que debía ser algo más que un granjero de Illinois. Un día tropezó con un vendedor ambulante que atravesaba una época difícil y decidió ayudarle. Le compró un viejo barril lleno de objetos sin mirar el contenido.

–¿Y qué había?
–Quincalla y una colección de libros de derecho gracias a los cuales estudió hasta ser abogado y cumplir su célebre destino.

–¿Cómo un médico se interesa por la sincronicidad?
–Todos nos cuestionamos qué hacemos aquí y si estamos en el camino correcto. Un día vino a verme un médico norteamericano para ofrecerme un negocio, y gracias a una “bompa”, un recipiente tibetano para el agua bendita, que él vio en mi despacho, acabamos hablando de su colaboración con el Dalai Lama y acabé en Tíbet.

–Puede ser una simple coincidencia.
–Un día antes de este encuentro mi mujer me dijo que sacara ese objeto de casa, que, por cierto, llevaba tres años en la misma estantería y nunca lo había visto. A partir de ahí el cúmulo de coincidencias fue tal, que decidí investigar el tema.

–¿Y?
–A diario nos suceden coincidencias, pero a veces se da una confluencia de sucesos que nos impactan y vemos y sentimos un significado en lo fortuito: son mensajes con significado. A este tipo de coincidencias el psicólogo suizo Carl Jung lo llamó sincronicidad.

–¿Y quién envía esos mensajes?
–Se ha podido demostrar en diferentes ámbitos de la ciencia que existe un orden superior con propósito que, por ejemplo en física cuántica, produce estados superpuestos.

–¿Qué es eso?
–En este momento estamos compartiendo un mismo estado que nos liga para siempre. Dentro de tres años, en el otro extremo del mundo, yo podría acordarme de usted y a los dos minutos usted llamarme.

–¿Esto es científico?
–Si dos simples partículas han compartido un estado único, luego, aunque estén alejadas la una de la otra, resulta que si medimos su velocidad, coincide. Vivimos en un universo que se comunica instantáneamente a una velocidad superior a la de la luz.

–¿Qué demuestra eso?
–Que hay una danza subyacente a todas las partículas subatómicas, esas que constituyen la base de todo el universo, visible y no visible. Con ese descubrimiento Pauli ganó el premio Nobel de Física.

–El batir de las alas de una mariposa en Pekín...
–... Puede causar un tornado en Texas. Todo está interconectado, todo está en todos lados, hay un orden más allá del caos.

–¿Y ese orden nos dirige?
–La ciencia reconoce el fenómeno pero nadie entiende todavía el sentido. Todos los estudiosos coinciden en que cuando ciertas cosas son atraídas repentinamente hacia nosotros de maneras muy sorprendentes comienza a operar una estructura de causas subyacentes.

–¿Como un conjunto de fuerzas?
–Sí, como si estuviésemos rodeados por un campo magnético en el que los imanes se alinearan automáticamente respondiendo a un nivel de causalidad más sutil.

–¿Y todo eso para qué?
–La sincronicidad nos ayuda a elevar nuestra conciencia, a evolucionar. ¿Conoce la historia del escarabajo de Jung?

–No.
–Había una paciente que todas las noches soñaba con escarabajos. Mientras se lo explicaba a Jung oyeron unos golpecitos en la ventana: era una especie de escarabajo que no existía en esa región. Jung investigó su simbología y curó a la paciente. De la misma manera, la historia de los grandes descubrimientos está tejida a base de casualidades.

–¿Cómo podemos atraer la sincronicidad a nuestras vidas?
–Hay que dejarle espacio para que se pueda manifestar y darle valor al pensamiento intuitivo. Suelen aparecer en periodos de transformación: muertes, enamoramientos, psicoterapia, trabajo creativo intenso..., situaciones que nos sacan de la rutina y nos hacen replantearnos los valores. Una vez un maestro espiritual me preguntó: “¿Qué hace usted por usted?”.

–Buena pregunta.
–“Regálese una hora diaria para hacer nada, salir, caminar sin destino, estar abierto a lo que no tiene programado”, me aconsejó.

–¿Y si no entiendo el mensaje?
–El significado de las sincronicidades tiene que encajar con nuestra historia personal. Si tropieza repetidas veces con un número, un objeto, una situación, o las cosas empiezan a encajar sin esfuerzo, ponga atención, conviértase en el detective de las propias pistas y acabarán llevándole a algún lugar.

EDUARDO R. ZANCOLLI té 50 anys. Ha nascut i viu a Buenos Aires. És traumatòleg especialitzat en cirurgia de mans i espatlles. Està casat i té dues filles. Es partidari de la democràcia participativa. Creu en la pau, en la preservació del medi ambient i en un ordre superior. Ha publicat “El misterio de las coincidencias”, editorial RBA.

 
Dimecres, 6 de novembre

Trista virilitat aquesta que ens presenta Javier Sampedro a Ciència Recreativa. La testosterona i els estrògens són els causants de moltes de les nostres aptituds i ineptituds. Llegiu. Per sort, les formigues no hem de passar proves d’habilitat. Trobareu l'original a Lo mejor de dos sexos

El millor de dos sexes


2sexesAlgú hauria de compilar un catàleg dels acudits que s’han arribat a fer sobre l’estupidesa del sexe oposat: n’hi deu haver a milers, i cada setmana en surten quatre de nous. El meu preferit és de Golden Eye, una de les darreres pel.lícules de James Bond. Un general de l’Exèrcit britànic li diu a la cap del servei secret:
- Les dones no serveixen per fer la guerra. No tenen ous.
- Es cert – respon la cap-. Però gràcies a això no hem de pensar amb ells.

El general, per descomptat, no va entendre l’acudit, però el cert és que la cap de 007 no anava del tot errada amb el seu dard. La psicologia experimental i la neurobiologia han mostrat que els homes són inferiors a les dones en certes funcions intel.lectuals. I, els culpables, en efecte, són els testicles, que, entre d’altres coses, segreguen una popular hormona ( la testosterona) que afecta el desenvolupament i la funció del cervell, i no sempre de la millor manera. Si vostè és home, potser és millor que no continuï llegint.

La majoria dels efectes de la testosterona sobre el cervell de l’home es produeixen quan s’acosta el moment del naixement, però provoquen alteracions estables dels circuits neuronals. És a dir, que el cervell es torna mascle en néixer el nen i es manté mascle la resta de la seva vida. Les xarxes cerebrals masculinitzades per la testosterona són les responsables que els homes siguin de mitjana més agresius que les dones. I també que desenvolupin pitjor alguns aspectes del llenguatge. Per exemple, els homes treuen pitjors puntuacions que les dones en qualsevol prova que els demani de reproduir una sèrie de paraules sentides o llegides una estona abans. Un home assenyat mai no hauria de reptar una dona a un d’aquells jocs que consisteixen a trobar moltes paraules que comencin per una lletra concreta: gairebé sempre perdrà. Els mascles de la nostra espècie són també força dolents assenyalant quins dels dos objectes és idèntic d’entre un conjunt d’objectes molt semblants, o endevinant si les claus han canviat de lloc en una taula atapeïda de coses, i tampoc no surten gaire ben parats ( de mitjana) en les proves de càlcul mental. La psicòloga Doreen Kimura acaba de publicar una magnífica revisió d’aquests resultats en el darrer número de la col.lecció "Temes" de la revista Investigació i Ciència, dedicat a la consciència. El que cou més és que totes aquestes ineptituds masculines són culpa de la testosterona que segreguen els seus testicles. Trista virilitat.

Bé. Ara que ja no quedarà cap home llegint aquest article, he de confessar a les noies que he jugat brut. Perquè hi ha una altra sèrie de tasques en què els homes superen de mitjana les dones. No em refereixo només a la seva capacitat per endrapar partits de futbol, sinó, per exemple, a tirar projectils contra un blanc mòbil, o girar mentalment un objecte torçat. No estic segur que això sigui de gran consol. -¿ De què serveix girar mentalment un objecte si primer no hem après a trobar-lo?- , però, bé, les coses són com són.

Les hormones femenines per excel.lència, els estrògens, també tenen efectes sobre el desenvolupament i la funció del cervell femení. Una visió equànime podria formular-se així: la testosterona i els estrògens segregats en néixer, o poc després, són els responsables de les diferències que mostren els homes i les dones en les diferents habilitats mentals. El nivell general d’intel.ligència, però, no depèn del sexe ( malgrat exemples com el del general britànic).

Una curiositat: els homes i les dones s’orienten de diferent manera. L’home té tendència a recordar trajectes, angles i geometries. La dona s’estima més utilitzar objectes peculiars: aquell edifici de maó, el quiosc de la cantonada, la botiga de fotocòpies. Enrecordi-se’n la propera vegada que li demanin una adreça. Si qui ho pregunta és un home, digui-li: la ferreteria és en un carrer paral.lel a aquest passeig, dues illes a la nostra dreta i a l’alçada d’aquell carrer. Si qui li pregunta és una dona, és millor dir-li: vagi fins aquella farmàcia, i quan vegi una oficina bancària tombi a la dreta fins que arribi a la ferreteria.

I un problema afegit: els homes amb més bona puntuació a les proves d’habilitat masculina ( és a dir, en aquelles en què la mitjana dels homes ho fan millor que la mitjana de les dones, com ara la rotació mental dels objectes) no són pas els que tenen més testosterona, sinó els que en tenen menys. A les dones, però, els va bé per resoldre les mateixes proves tenir una mica més de testosterona del que seria normal en el seu sexe. Mals temps per a Superman i per a la dona-dona.


 
Dilluns, 21 d'octubre

Continuem amb Javier Sampedro i la seva Ciència recreativa (seguiu el link si ho voleu llegir en castellà).

Neurobiologia de la migdiada


dormirDormim per descansar, ¿oi? Doncs la veritat és que no està gens clar. Per descansar n’hi hauria prou amb ajeure’s a qualsevol lloc. Per què, a més a més, hem de perdre la consciència, amb els perills i molèsties que això comporta? És que l’evolució biològica és estúpida del tot?

El gran científic alemany del segle XIX Friedrich August Kekulé va estar a punt de perdre la salut per una desconcertant paradoxa de la química del seu temps. Kekulé estava segur que les molècules orgàniques es basaven en llargues cadenes d’àtoms de carboni. Cada carboni pot formar quatre enllaços, i en fa servir alguns en associar-se als seus carbonis veïns en la cadena, i la resta en associar-se a altres àtoms, com l’hidrogen. Però hi havia una molècula orgànica, el benzè, la fórmula del qual (C6H6) no lligava ni en pintura amb aquesta teoria. Faltaven dos hidrògens. Què se n’havia fet d’ells? El trencaclosques no semblava tenir solució.

De cop, una nit de 1865, Kekulé va somiar amb una serp ( la cadena del benzè) que s’agitava sense parar... fins que es va mossegar la cua. Allà es trobava la solució! La molècula de benzè no era pas una cadena linial, sinó circular. Per això li faltaven dos àtoms d’hidrogen: els dos carbonis terminals s’havien desempallegat d’ells per poder unir-se un a l’altre i formar un anell. Totes les dades aïllades o contradictòries de la química orgànica van encaixar de cop en un esquema coherent gràcies al somni de Kekulé. Li podem dir a això "descansar"?

Steven Laureys i Pierre Maquet, de la Universidad de Lieja, han presentat en el darrer congrés anual de l’Organització per a la Cartografia del Cervell Humà, celebrat a Japó durant la segona setmana de juny, un experiment que potser podria aclarir el misteri de Kekulé. Els investigadors belgues van ensinistrar uns voluntaris -mai faltaran voluntaris per a aquest tipus de coses?- perquè premessin un botó a tota velocitat cada vegada que aparegués una llum en una posició determinada de la pantalla. I els van sotmetre a un escàner cerebral no només mentre feien la prova, sinó també mentre dormien en acabar la jornada. El resultat sorprenent va ser que les mateixes xarxes neuronals activades durant la prova es reactivaven després durant el son.

Encara més: en una prova semblant, però modificada perquè les llums no apareguessin a l’atzar a la pantalla, sinó seguint una pauta complexa i desconeguda per als voluntaris, els cervells d’aquests van activar durant el son – a més de les mateixes xarxes d’abans- una zona que sabem que està implicada en l’aprenentatge de la gramàtica i de les successions de símbols ( anomenada nucli caudat). I el que és més interessant: l’endemà, els voluntaris havien millorat en la prova ( trigaven menys a prémer el botó), com si el seu cervell hagués desxifrat durant el son la pauta complexa que seguia la llum en les seves aparentment caòtiques aparicions a la pantalla. ¿Ho veuen? La serp de Kekulé. Així és exactament com l’investigador Laureys interpreta els seus propis resultats: el cervell intenta resoldre durant el son els problemes que l’han obsessionat durant el dia.

Els experiments anteriors es referien al son nocturn, però la neurobiologia més recent també ha trencat una llança per aquell modest i oblidat costum dels nostres avis: la migdiada. Els investigadors de Harvard Sara Mednick i Matthew Walker acaben de demostrar (Nature Neuroscience y Neuron, números de juliol) que una simple migdiada de mitja hora és capaç de millorar l’execució d’una tasca mental, prèviament malmesa pel cansament d’haver-la practicada durant tot el matí. I el que encara és millor: si la migdiada dura una hora en comptes de mitja, la recuperació és encara més gran. Massa bo per ser veritat? Doncs esperin, que encara queden les postres.
En un experiment, Mednick y Walker han pogut concloure que la millora en l’execució de la tasca és responsabilitat d’una fase del son anomenada "son no REM del segon estadi". El nom de la fase no importa. El que importa és el que Walker n’ha dit: " Aquesta és precisament la part del son nocturn que resulta suprimida quan un matina".

Entra dins el possible que algun cap, directiu o gestor estigui llegint això, així que recopilem els resultats: dormir millora el rendiment intel.lectual; una migdiada de mitja hora és bona; si és d’una hora, encara millor; i matinar no és una idea encertada: Visca Lieja. Visca Harvard.



 
Dimarts, 15 d'octubre

16 cm


En el fons, el penis és un dels membres més sensacionals de la nostra anatomia. Ho demostren la prestigiosa científica Lynn Margulis i l'assagista Dorion Sagan, en el seu llibre Dança misteriosa. L'evolució de la sexualitat humana, on realitzen un estudi comparat dels diferents penis dels primats. Els resultats són, en aquest aspecte, molt precisos: el penis humà és amb molta diferència el més gran (16 cm). Margulis i Sagan troben aquest fet escandalós, sobretot perquè el membre de l'home és quasi cinc voltes més gran que el del pobre goril.la, posseïdor d'una mena de berrugueta somorta i reticent, d'escassa alegria. I aquest fet sempre ha intrigat els antropòlegs. Quines han estat les causes de la disparitat de les mesures fàl.liques? Respon a una inapetència genèsica del col.lectiu femení goril.la, o, al contrari, a una avarícia explícita de l'espècie humana? Perquè, tot s'ha de dir, també és la que posseeix els testícles més grans. Sols el ximpanzé l'avantatja lleugerament. Quines pressions selectives ha patit l'espècie humana per arribar a aquesta situació?
Alguns evolucionistes especulen si el penis antigament tingué una funció intimidatòria, si va actuar com una mena de senyal de perill, de bandera que s'arborava en els moments de l'aproximació d'altres mascles. O si tan sols ha evolucionat per donar major plaer a les femelles. No obstant això, l'opinió més generalitzada és que la major longitud del penis permet dipositar l'esperma més prop de l'òvul, cosa que té un valor evolutiu inqüestionable, sobretot quan hi ha una alta competitivitat entre els mascles. I com molt bé escriuen Margulis i Sagan: "disposar d'uns testícles i un penis grans sols té avantatges en condicions de promiscuïtat generalitzada". El raonament, doncs, no pot resultar més materialista: com més llarg siga el penis i major nombre d'espermatozous allibere més possibilitats de tenir èxit i de desbancar el mascle que ha copulat primer amb la femella.
Tot això ve a confirmar de nou l'alta promiscuïtat sexual existent entre aquells primers homínids... De tota manera, siga quina siga la causa real de la nostra primacia, resulta evident que aquesta singular prolongació ha facilitat molt les coses a l'espècie humana. Els 16 cm dels humans (enfront dels 8 dels ximpanzés i els 4 dels goril.les) han estat clarament providencials. I no es tracta d'una exageració: és un fet establert per l'evidència.....

Aquest artícle pertany al llibre Bestiari de l'escriptor Martí Domínguez.
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Dilluns, 7 d'octubre

Ens agrada la ciència, no ho podem evitar. Reservem aquest espai del formiguer a tots els articles científics que despertin la nostra curiositat. De moment, us convidem a participar amb Javier Sampedro de la seva Ciència recreativa. Podeu fer boca amb aquest article titulat "El cuervo era él". Seguiu el link si voleu llegir-lo en el seu idioma original.

El corb era ell


El zoòleg Alex Kacelnik, de la Universidad de Oxford, presenta avui en la revista Science uns resultats sorprenents. El març del 2000, Kacelnik va apresar una femella jove de Corvus moneduloides, una espècie de corb típica de Nova Caledònia. Les femelles d’aquesta espècie avorreixen la solitud – encara que no sabem ben bé les seves raons, com veuran més endavant-, per tant els científics li van comprar un mascle en un zoo de l'illa i se'n van endur la parelleta a Oxford.

Fa uns mesos, Kacelnik va sotmetre els seus corbs a la prova següent. Els va posar un tros de carn en un petit recipient, semblant a un cubell de fregar en miniatura, amb la seva nansa i tot. I el va ficar en el fons d’un tub allargat, de manera que els ocells no poguessin agafar-lo amb el bec. També van deixar per la zona dos filferros: un de recte i l’altre en forma de ganxo. La femella va agafar ràpidament amb el bec el filferro en forma de ganxo, i el va utilitzar per pescar el recipient de la carn enganxant-lo per la nansa. Perfecte.

No havia estat pas fruit de la casualitat, perquè la femella va repetir l’operació quatre vegades, cada vegada que els zoòlegs li posaven un nou recipient amb carn en el fons del tub. Però la cinquena vegada, el mascle, que fins aleshores no havia fet res de profit, enxampà el filferro en forma de ganxo i se’l va endur a un altre lloc, no em preguntin pas per què. I Kalcelnik va observar bocabadat el que va fer llavors la femella: es va acostar a l’altre filferro, va trepitjar un del seus extrems amb la pota, i va fer servir el seu bec per a doblegar l’altre extrem fins a aconseguir un nou ganxo. Després el va utilitzar per treure el recipient del menjar com sempre.

Apreciaran millor el gran ensurt que suposa observar aquest comportament en un corb després de llegir aquesta consideració dels autors: "La modificació intencionada d’un objecte per convertir-lo en una eina, sense un entrenament previ exhaustiu, és gairebé desconeguda en els animals. En els experiments realitzats per Povinelli, els ximpamzès es van mostrar incapaços d’adreçar un tub doblegat de manera que els servís per a treure una poma d’un forat, a no ser que haguessin rebut un entrenament explícit". Potser Povinelli faria bé de llogar els corbs de Kacelnink perquè entrenessin els seus ximpanzès. Però continuem.

Kacelnik i els seus estudiants van decidir llavors d’organitzar una sèrie d’observacions més sistemàtiques amb la mateixa parella de corbs. El muntatge era idèntic, però aquesta vegada només els facilitarien un filferro recte. El resultat va ser que, de 17 assajos, els corbs van aconseguir de treure la carn 10 cops. Però ara fixin-se en els detalls. Nou dels deu encerts es degueren a la femella, que va aconseguir doblegar el filferro per convertir-lo en un ganxo. I el desè el va aconseguir el mascle més aviat per casualitat, per l’expeditiu mètode de ficar el filferro tal com estava, sense doblegar-lo ni més punyetes. Així ho descriuen els autors: "El mascle poques vegades va intentar aquesta tasca, i mai no va arribar a doblegar el filferro. Es limitava a observar la femella, i li va robar el menjar en tres dels assajos". Ara sí, aquest és, precisament, el comportament que hom esperaria d’un corb. El corb era ell.

¿Són els animals més llestos del que solem pensar? Fa anys, els entomòlegs van quedar enlluernats per les desconcertants habilitats d’una vespa del gènere Sphex. Quan la vespa sortia a caçar, deixava el seu niu protegit per una tapadora. Més tard s’allunyava, matava la presa i l’arrossegava de tornada cap al niu. Però el niu estava cobert per la tapadora, així que Sphex deixava anar al presa, decantava la tapa, ficava la presa al niu i tornava a posar la tapa. L’exhibició semblava prou intel.ligent com per meravellar els estudiosos del comportament animal. Fins que un d’ells va fer el següent.

Va esperar que Sphex tapés el seu niu i sortís de cacera. Però, quan la vespa tornava amb la seva presa, l’investigador va decidir de donar-li un cop de mà i li va decantar la tapa del niu per estalviar-li aquesta passa del procediment. ¿Què va fer la vespa? Doncs va deixar la presa a uns centímetres del niu, es va acostar al niu i tornà a posar la tapa; a continuació, va refer el camí fins a la presa, la va agafar, la va arrossegar fins al niu, tornà a deixar-la anar, va treure la tapa, va agafar la presa, la va ficar al niu i va tornar a posar la tapa. ¿Intel.ligència? ¡Mai de la vida s’ha vist una animal tan ximple, i mira que hi ha animals beneits deixats anar! Bé, em penso que la presa encara devia ser més tonta. Segur que era un mascle. No hi ha una "intel.ligència animal", sinó moltes, i cada espècie només ha evolucionat la justa. Ja em diran si li’n cal gaire al corb per aconseguir la seva ració diària.

Traducció per gentilesa de l'Àngela